El astrolabio de Azarquiel

El astrolabio de Azarquiel

sábado, 22 de enero de 2011

Pseudociencia en el franquismo: busca y captura del gen rojo.

Durante la Guerra Civil Española, las autoridades militares del bando nacionalista se preguntaban qué es lo que había llevado a tantos españoles por el mal camino, haciendo que lucharan en el bando republicano y sobre todo cómo habían llegado a ser marxistas ("rojos" en la terminología despectiva de la época), cuando lo normal para ellos era ser, al menos, afecto al régimen, cuando no falangista.

Pues bien, la duda no se quedó ahí mientras ambos bandos se mataban en los campos de batalla. Aquí entra en escena el jefe de los Servicios Psiquiátricos del Ejército, el profesor Antonio Vallejo-Nájera, padre del también famoso psiquiatra Juan Antonio Vallejo-Nájera y abuelo del famosete Colate Vallejo-Nájera (el chico de Paulina Rubio, vamos).


El psiquiatra y comandante Antonio Vallejo-Nájera, paladín de la pseudociencia en la España de Franco (Fuente: http://www.foroporlamemoria.info/)

A Antonio Vallejo-Nájera, que aparte de psiquiatra era comandante del Ejército de Franco, le encargaron en 1938 un estudio que demostrase la inferioridad mental de las personas con ideología marxista. Ya el propio encargo iba en contra de todo método científico, al desvirtuar o forzar todo el proceso a lo que se quería demostrar. En román paladino, el estudio tenía que demostrar, valiéndose de la ciencia, que todos los "rojos" eran unos ceporros. Si eso era la ciencia que iba a haber en España suponiendo que Franco ganara la guerra, la cosa estaba como para cortarse las venas, vamos.

Vallejo-Nájera se entregó con afán y dedicación a este estudio. Para empezar necesitaba materia prima, o sea marxistas. Eso, en plena Guerra Civil fue bastante fácil, ya que muchos republicanos estaban cautivos en distintos lugares.
Para el estudio fueron elegidos los brigadistas que se encontraban encerrados en San Pedro de Cardeña, monasterio ruinoso cercano a Burgos, reconvertido en campo de concentración.

Monasterio de San Pedro de Cardeña en la actualidad (Fuente: Wikipedia)

A San Pedro de Cardeña llevaban principalmente a los prisioneros de las Brigadas Internacionales. Se dice que a la entrada del monasterio había una estatua del Cid a caballo con la espada en alto (que sigue estando en la actualidad en la fachada), debido a que allí fue enterrado su caballo Babieca. Un día desapareció la espada, quedando el Cid con el puño en alto. A partir de entonces, cuando entraban nuevos reclusos al campo y veían a un Rodrigo Díaz de Vivar saludándoles con el puño en alto desde su caballo, ellos hacían lo mismo.

Estatua del Cid con el puño (o lo que queda de él) en alto y que tan feliz hacía a los brigadistas (Fuente: Wikipedia)


En este campo de concentración, Vallejo-Nájera y su equipo, a través del Gabinete de Investigaciones Psicológicas de la Inspección de Campos de Concentración de Prisioneros de Guerra, realizaron todas sus investigaciones, al parecer asesorados por miembros de la Gestapo alemana y científicos alemanes que de vez en cuando visitaban las instalaciones.

Dividió a sus conejillos de Indias en cinco grupos: prisioneros de las Brigadas Internacionales (la mayoría), presos políticos españoles varones, presas políticas españolas hembras, separatistas vascos y marxistas catalanes. Vamos, que viendo lo variopinto de los grupos también podría haber hecho otros como, varones que llevasen gafas, extremeños a los que les gustase el jamón o fontaneros pelirrojos.

Sus dos últimos grupos le resultaron muy interesantes. Los vascos porque en ellos "se produce el curioso fenómeno del fanatismo político unido al religioso". Los catalanes porque en ellos "se une el fanatismo marxista y el antiespañol".

Los resultados, por supuesto, fueron lo que se esperaba del estudio, publicado con el barroco título de Biopsiquismo del fanatismo marxista. En resumen, concluye que el marxismo español se nutre de las personas menos inteligentes de la sociedad (menos mal que los llamó personas).

No obstante, os dejo alguna de sus perlas, para que os deleitéis en ellas. Sin duda, el doctor Joseph Mengele estaría satisfecho de este alumno tan aventajado. Bueno, pues allá van:

La idea de las íntimas relaciones entre marxismo e inferioridad mental ya la habíamos expuesto anteriormente en otros trabajos. La comprobación de nuestras hipótesis tiene enorme trascendencia político social, pues si militan en el marxismo de preferencia psicópatas antisociales, como es nuestra idea, la segregación de estos sujetos desde la infancia, podría liberar a la sociedad de plaga tan terrible

A la mujer se le atrofia la inteligencia como las alas a las mariposas de la isla de Kerguelen, ya que su misión en el mundo no es la de luchar en la vida, sino acunar la descendencia de quien tiene que luchar por ella

La parte del problema racial de España era que había demasiados Sanchos Panzas (físico redondeado, ventrudo, sensual y arribista), y pocos Don Quijotes (casto, austero, sobrio e idealista), personajes imbuidos en un militarismo, identificando la cultura militar como la máxima expresión de raza superior

Creo que después de leer esto, lo menos que se podría hacer es eliminar el nombre de este pretendido psiquiatra del callejero de Madrid. Al menos, la Ciencia lo tiene justamente olvidado en el desván de los horrores.

sábado, 15 de enero de 2011

Un ordenador con más de 2000 años.

Corría el año 1900 cuando unos pescadores de esponjas griegos, acostumbrados a encontrar entre sus redes objetos antiguos como ánforas o restos de pecios, descubrieron esta vez, cerca de la isla de Anticitera, un extraño objeto metálico con ruedas dentadas, bastante oxidado, semejante a un reloj o incluso a un astrolabio.

Este objeto, que no pudieron clasificar entre todos los que conocían, provenía de un antiguo barco griego naufragado (y cuando digo antiguo, me refiero a antes de nuestra era, pues tras varios estudios, se calculó que databa del 87 AC). Pero ¿qué diablos era eso y que hacía en un barco griego? Sobre todo teniendo en cuenta que en esa época no se espera que existan ni relojes ni astrolabios ni máquinas semejantes.


Principal fragmento del Mecanismo de Anticitera encontrado en el fondo del mar (Fuente: Wikipedia)

El extraño objeto fue puesto en una caja de puros y guardado en el sótano del Museo Nacional de Atenas como una curiosidad más. Así durmió durante cincuenta largos años.

En 1950, el historiador de la ciencia Derek de Solla Price, enterado de la existencia de ese artilugio, decidió ir a Atenas para estudiarlo.
Sorprendido se quedó cuando vio que se trataba de un mecanismo con engranajes diferenciales, algo que no se conoció hasta el siglo XVI.

Solla Price llegó a la asombrosa conclusión de que se trataba de la computadora más antigua del mundo, utilizada para predecir las posiciones del Sol y de la Luna en aquellos antiguos tiempos. !!! Una computadora mecánica en el siglo I antes de Cristo !!!


Derek de Solla Price mostrando una reproducción del Mecanismo de Anticitera (Fuente: Wikipedia)

Cicerón, en su libro De re publica, hace mención de dos artefactos de este tipo construidos por Arquímedes y capturados por los romanos tras la muerte de aquél en el sitio de Siracusa (año 212 AC). A pesar de estas referencias, Solla Price no se atrevía a publicar estos resultados porque pensó que le iban a tomar por loco. Se puso en contacto con su amigo el científico y escritor Arthur C. Clark (autor, entre otros libros de 2001 una odisea espacial) para pedirle su opinión. Este habló con el director de la prestigiosa revista Scientific American (cuya edición española es Investigación y Ciencia, sin duda la mejor de su género) y ambos convencieron a Solla Price para que lo publicara. La comunidad científica y el público lector de la revista quedaron sorprendidos.


Arthur C. Clark en su casa de Colombo (Sri Lanka) (Fuente: Wikipedia)

Se demostraba que los antiguos griegos tenían artefactos mecánicos (computadoras diríamos hoy en día) capaces de hacer cálculos complejos, como es el movimiento de los astros por el firmamento.

Recientemente el físico Michael Right, empleando técnicas de tomografía lineal, ha podido escudriñar aún más la estructura del llamado Mecanismo de Anticitera. Parece ser que era aún más sofisticado y complejo de lo que se pensaba, ya que faltan piezas que podrían haber servido también para calcular las posiciones de los planetas conocidos en la Antigüedad.

En 2006, se descubrió en la estructura una inscripción que nos concierne: ΙΣΠΑΝΙΑ (Hispania en griego, y no hablo de la serie de televisión). Se trataría de la más antigua referencia escrita a la Península Ibérica que se conoce. ¿Qué tiene que ver España en todo esto? No se sabe todavía.

En 2008, se publicó un nuevo dato en la prestigiosa revista Nature: el Mecanismo de Anticitera servía también para fijar con exactitud la fecha de celebración de los Juegos Olímpicos. Como vemos, los deportes son muy importantes en cualquier época, no sólo cuando gana la Roja.

Se sospecha que tenía más funciones aún desconocidas, por lo que no me extrañaría que la maquinita hasta diera la hora o sirviera de calculadora numérica. He llegado a la conclusión de que es ahora cuando nos estamos dando cuenta de la cantidad de conocimientos que hemos ido perdiendo con el tiempo y que al redescubrirlos pensamos que somos los primeros en hacerlo. Da miedo pensar en la cantidad de sabiduría que se perdió con la destrucción de la Biblioteca de Alejandría por unos incultos fanáticos (como posiblemente varios tratados de Arquímedes sobre estas máquinas).

viernes, 7 de enero de 2011

Choque de titanes: Benedicto vs. Hawking.

Prácticamente, con el día de Reyes finiquitado, podemos dar por terminadas las navidades, aunque más de uno las alargará hasta el próximo domingo.
Unas navidades que parecían tranquilas, a pesar de la crisis que nos está fustigando, pero a última hora se ha liado la de Dios, y nunca mejor dicho. ¿A qué me refiero?

Bien, todo viene por el reciente libro publicado por el grandioso físico Stephen Hawking (una de las mentes más preclaras que hay ahora en este planeta) junto a su colega norteamericano Leonard Mlodinow. El libro, en principio uno más de divulgación científica sobre el origen del Universo, titulado El gran diseño, sorprendentemente ha supuesto una auténtica bomba en los círculos más ortodoxos del catolicismo.


Stephen Hawking explicando el Universo (Fuente: momento24.com)

Entre otras cosas, Hawking afirma que Dios no fue necesario para crear el Universo, sino que las propias leyes de la Física han dado como resultado inevitable todo lo que conocemos. Esta afirmación es algo que ya se suponía desde que la ciencia comenzó a ser algo serio (empezando por el Principio de Occam), pero casi nunca se había dicho tan alegremente (sobre todo en tiempos pasados, en los que cualquier salida de tono del sistema ptolemaico podría suponer la hoguera, como ya le ocurrió tristemente a Giordano Bruno).



Portada del nuevo libro de Stephen Hawking y Leonard Mlodinow (Fuente: http://www.casadellibro.com/)

El libro salió en septiembre del pasado año, y no dejó de ser una curiosidad más del carácter atrevido de Hawking. El problema vino ayer mismo, cuando el Papa Benedicto XVI arremetió contra la ciencia en general y contra Hawking en particular. Debe ser que se ha leído el libro en estos meses y al entenderlo, ha montado en cólera.
Benedicto, en su homilía de ayer, acusa a la ciencia de no poder explicar el origen del Universo. Según sus palabras: "el Universo no es producto del azar como algunos quieren hacernos creer".

Además añadió: "No debemos dejarnos limitar la mente con teorías que siempre llegan sólo hasta cierto punto y que, si nos fijamos bien, no están en competencia con la fe, pero no pueden explicar el sentido último de la realidad".

Montado ya en su cruzada contra la ciencia, terminó negando los hallazgos científicos que nos ayudarán a comprender el origen de las cosas (por ejemplo, la búsqueda de la partícula de Higgs, también llamada partícula de Dios en los medios sensacionalistas, con el acelerador de partículas del CERN).


Benedicto XVI bendiciendo a Stephen Hawing (antes de publicar el libro, claro) Fuente: http://www.hola.com/)

Personalmente, me parece que estamos mezclando churras con merinas. En ciencia, NUNCA debemos meter a Dios para explicar cualquier fenómeno, porque sino sería un comodín estupendo cuando encontrásemos cualquier escollo, y claro, dejaría de ser ciencia.

A mí, estas discusiones entre fe y razón, me parecen de otros tiempos más oscuros. Me temo que tenemos un Papa un tanto anticuado para estar en el siglo XXI. Si hasta el anterior, Juan Pablo II, se disculpó por el juicio al que fue sometido Galileo por la Iglesia por pensar que el Sol era el centro del Sistema Solar.

Si esta discusión hubiera ocurrido en el siglo XVI, Hawking sería ya carne de hoguera, pero afortunadamente la Iglesia hoy en día no tiene ese poder de hacer callar al molesto. Benedicto debería seguir con sus teologías y no meterse en berenjenales que no comprende y que lo único que hacen es confundir y atemorizar al profano. Si Dios existe, no es objeto de estudio por parte de la Ciencia, ya que hoy por hoy no se puede demostrar.

Es cierto que la Ciencia aún no ha llegado con sus métodos al momento 0 del Big Bang, pero ¿acaso ha llegado la religión? ¿han explicado ellos quién creó a Dios? ¿han dado, por ventura, alguna explicación satisfactoria sobre todos los enigmas científicos que todavía quedan por desvelar? A fe mía que no.

La diferencia mayor es que la Ciencia, fiel a sus principios, sigue investigando todos estos temas (como por ejemplo, la reciente teoría M, que pretende unificar las cuatro fuerzas del Universo), mal que les pese a muchos, incluido el Papa Ratzinger. En cuanto vea el libro de Hawking y Mlodinow, lo compro antes de que sea incluido en el Indice de Libros Prohibidos o hagan una pira con todos los ejemplares.

miércoles, 5 de enero de 2011

Los cuatro Reyes Magos.

Sí, sí, ya sé que son tres los Reyes Magos, pero al parecer fueron (y son, que esta noche vienen a traer regalos y no quiero que se enfaden conmigo) cuatro: Melchor, Gaspar, Baltasar y Artabán.


Silueta de los cuatro Reyes Magos (si hubieran ido juntos)

¿Qué quién es Artabán? Bueno, voy a hacer un pequeño resumen de su curiosa vida y la razón por la que no es tan conocido.

Al parecer, los cuatro Reyes Magos, amigos ellos de toda la vida (desde la infancia, yo diría, cuando iban a la misma escuela de magia, que no era la de Harry Potter), habían hecho una quedada bajo un monumento: el zigurat de siete pisos que había en la ciudad mesopotámica de Borsippa (como hoy en día, podamos quedar bajo la estatua del oso y el madroño en la Puerta del Sol, vamos).

¿Y para qué habían quedado? Pues como todos sabemos, para ir a buscar al niño Jesús y darle los regalos que llevaban: oro, incienso, mirra y algo más. Artabán, al que le gustaba gastar dinero como a nadie,  llevaba él solito tres regalos: un trozo de jaspe de Chipre (mano de santo para la oratoria), un diamante protector de la isla de Méroe (neutralizaba los venenos) y un fulgurante rubí de las Sirtes (alejaba los malos espíritus). Porque ya puestos a murmurar, lo del oro no está mal, pero ¿y el incienso y la mirra? No creo que se hayan gastado un pastón. Bueno, lo que cuenta es la intención.

El caso es que allí quedaron, bajo el zigurat a una determinada hora que hoy en día no sabemos, pero que tampoco nos importa.
Melchor, Gaspar y Baltasar llegaron puntuales, como siempre. Artabán de siempre era un poco tardón, así que le esperaron.

Artabán ya llegaba una hora tarde (habrá que echar la culpa al tráfico) cuando a las afueras de la ciudad de Borsippa se encontró a una persona malherida y tirada en el suelo. A pesar de llevar prisa, se paró para socorrerle (es un Rey Mago, no lo olvidéis). Según le contó el individuo maltrecho, unos bandidos le habían atacado, robándole todo lo que llevaba.

Nuestro buen Rey Mago se apiadó de él y le regaló el diamante que llevaba para el niño Jesús. "Total - debió pensar - todavía me quedan dos regalos y de los buenos".

Así que entró en la ciudad, buscó el zigurat donde había quedado con sus colegas, pero por desgracia sólo encontró un post-it en el que estaba escrito lo siguiente: Te hemos estado esperando mucho tiempo no podemos dilatar más nuestro viaje. Sigue nuestra senda por el desierto y que la estrella te guíe. !! Tardón !! (Esto último no está claro que lo pusiera, porque no se me da bien traducir de la escritura cuneiforme).



Restos del zigurat de Dur-Untash, cerca de Susa (Irán) Fuente: Wikipedia.

¿La estrella? ¿qué estrella? Artabán miró al cielo, y efectivamente allí había una estrella o lo que fuera. Ahí sigue habiendo discusión sobre si era una supernova, un planeta (Júpiter, según Johannes Kepler), meteorito o yo qué sé. Para nosotros es la Estrella de Belén, porque hacia allí le conducía el astro.

Por el camino encontró de todo: al trío de los Panchos, a los siete enanitos, a Bob Esponja... pero de Jesús nada de nada. Tuvo la desgracia de toparse con los esbirros de un tal Herodes (gran enemigo de los niños) y al intentar comprarle con el rubí para que le diera información sobre el paradero del Mesías, fue detenido cayéndole 30 años y un día de cárcel. Es por eso por lo que al portal de Belén sólo llegaron tres Reyes Magos y no cuatro (o doce, como piensan los armenios, aunque esto ya es exagerar).



Los tres Reyes Magos llegando al portal de Belén (un poco cansados de esperar a Artabán) Fuente: Wikipedia

Moraleja (que me voy a aplicar a partir de ahora, porque me pasa igual que a Artabán): nunca lleguéis tarde a vuestras citas porque la podéis liar parda.

Espero que los Reyes Magos os traigan esta noche todo lo que deseéis.