El astrolabio de Azarquiel

El astrolabio de Azarquiel

sábado, 21 de mayo de 2011

Las abejas y los móviles no se llevan bien.

Extraña combinación la de las abejas y los móviles para que vayan en el título de este artículo. ¿Acaso las abejas se comunican con sus congéneres llamándose por teléfono? Pues efectivamente no. La forma de comunicación entre las abejas ya fue descubierta hace unas décadas por el etólogo Karl von Frisch (por ello recibió el premio Nobel de Medicina y Fisiología en 1973) y es la famosa danza de las abejas, mediante la cual y dependiendo de la dirección del baile, facilitará a sus amigas la posición exacta de la fuente de alimento respecto a la posición del Sol. Ya conté en otro artículo que la mente de las abejas era matemática.


Danza de la abeja, descrita por von Frisch aunque observada ya por Aristóteles (Fuente: Public Library of Science - PLOS Autores: J. Tautz y M. Kleinhenz) 

Lamentablemente, esa privilegiada mente matemática se desorienta con los zumbidos de los móviles que tan imprescindibles se nos han hecho.

Eso es lo que ha demostrado Daniel Favre, un investigador del Instituto Federal de Tecnología de Suiza, investigando la drástica desaparición de colmenas enteras casi de la noche a la mañana (es lo que se llama Problema del Colapso de las Colonias, o CCD por sus siglas en inglés, que viene de Colony Collapse Disorder).

El CCD se venía observando desde 1972, pero no se daba con la causa. Se hablaba de ácaros y enfermedas propias de las abejas. También se decía que el uso intensivo de insecticidas podría tener que ver. Problemas de estrés (tanto trabajar no debe ser bueno). Incluso se ha hablado de ciertas cosechas transgénicas a las que se ha incorporado un gen para el control de plagas.

Favre, con la abeja detrás de la oreja, comenzó a realizar experimentos con móviles y abejas, para ver hasta qué punto influía el dichoso invento humano en estas pequeñas criaturas.


Abeja libando plácidamente en una vistosa flor (Fotografía del autor)

Tras 84 experimentos (que ya son) Favre y su equipo descubrieron que cuando se hacía o se recibía una llamada por el móvil, las abejas emitían un zumbido de las alas mucho más fuerte de lo que lo hacen normalmente (hasta 10 veces más).

Este zumbido tan fuerte, en condiciones normales, es utilizado por una o dos abejas en toda la colmena, cuando detectan que hay un peligro. Este zumbido sirve de alarma y quiere decir que es hora de emigrar. Pues bien, cuando la colmena está cerca de teléfonos móviles en funcionamiento, ya no son dos abejas, sino miles de ellas las que realizan ese zumbido subido de tono. Esto hace que se cree una falsa alarma y emigre la colmena, desapareciendo en poco tiempo, para sorpresa del apicultor.

Para más inri, como el peligro no es real sino inducido por los móviles, las abejas se desorientan en su migración, llegando a morir la mayoría, perdidas por esos mundos.

Estamos ante un problema muy grave, no sólo económico, sino ecológico. Las abejas son responsables de la polinización del 70 por ciento de los cultivos básicos de la Humanidad. Si desaparecen ellas, desaparecerán también esos cultivos con efectos catastróficos a nivel mundial. El resultado de su estudio ha sido publicado en la revista on-line Springerlink.com.

Este no es el único caso de interferencias entre el hombre y los animales. Ahí tenemos también el caso de las ballenas, que con tanta interferencia de los sónares y radares de los barcos, tienen que acercarse cada vez más unas a otras para lanzarse sus famosos cantos.


A este paso las ballenas van a chocar entre ellas porque con nuestras interferencias provocadas por el aumento de tráfico marítimo, cada vez oyen menos sus propios cantos. En la foto, ballenas del Atlántico Norte (Eubalaena glacialis). (Fuente: NOAA)

O el problema de nuestras carreteras y autopistas, cuyo constante ruido hace que las especies depredadoras tales como las águilas, los milanos o los halcones, pierdan facultades a la hora de cazar a sus presas.


Halcones como el de la imagen tienen cada día más difícil procurarse sus presas por los ruidos que generan las autopistas (Fotografía del autor)

Incluso, es muy posible que algunos de los factores a los que hemos hecho mención antes, o incluso otros también de origen humano, estén involucrados en la misteriosa desaparición de gorriones que se están produciendo en las grandes ciudades, tal y como ha puesto de manifiesto la Sociedad Española de Ornitología (SEO Birdlife).
Calculan una disminución de 14.000 ejemplares al año, sólo en la región de Madrid. Sería cuestión de estar atentos a los resultados de este estudio de la SEO.

Está claro que cada vez somos más ruidosos y no nos damos cuenta de que vivimos con más criaturas a las que les gusta la tranquilidad. Bueno, no es que les guste, sino que lo necesitan, como hemos visto. Así que ya sabéis, cuando vayáis al campo (porque en la ciudad ya no hay remedio), nada de móviles, ni de radios a toda pastilla ni de hablar a gritos. Respetemos en lo que podamos lo que nos queda de Naturaleza, porque de otra forma, no sobreviviremos mucho tiempo en este bello planeta.

2 comentarios:

  1. El respeto es la base de todo, si todos lo aplicaramos habría muchos menos problemas entre las personas y el medio ambiente.
    La sociedad debe cambiar, parar y pensar. No somos dueños del planeta, estamos invitados. Es un gran regalo. Debemos simplemente estar agradecidos y cuidar de todas las maravillas que nos rodean.

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  2. Tú lo has dicho, Anónimo. El respeto es esencial en todo tipo de relaciones, tanto del ser humano con el planeta y el medio ambiente, como simplemente entre dos personas. Sin él, nada perdura, y ya estamos viendo lo que está pasando con la Naturaleza.

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