El astrolabio de Azarquiel

El astrolabio de Azarquiel

lunes, 15 de febrero de 2016

Y Einstein volvió a tener razón: las ondas gravitacionales existen.

El pasado jueves 11 de febrero, la expectación era máxima en los círculos científicos, e incluso no científicos. Ese día, por la mañana, el físico americano especialista en láser, David Reitze, director ejecutivo del Observatorio Avanzado de Interferometría Láser de Ondas Gravitacionales (también conocido por sus siglas LIGO), anunciaba el fantástico descubrimiento con una sencilla frase: "Hemos detectado ondas gravitacionales".

La verdad es que el tema tiene su miga, aunque antes de explicar un poco su origen, vamos a ver primero qué es eso de las ondas gravitacionales.

Las ondas gravitacionales son unas perturbaciones u ondulaciones del espacio-tiempo que son producidas por un cuerpo masivo acelerado. Toma ya, parece que estoy describiendo la Fuerza de Star Wars. Estas ondas se transmiten a la velocidad de la luz (más deprisa no, porque no lo permiten las ecuaciones de la Teoría de la Relatividad General).

Representación gráfica de ondas gravitacionales generadas por dos estrellas de neutrones orbitando una frente a la otra (Fuente: NASA)

¿Qué significa esto en términos prácticos? Significa que, al igual que la radiación electromagnética (por ejemplo la luz), la gravedad no es instantánea en cualquier punto, sino que se tiene que transmitir, y además en forma de ondas. Si imaginásemos que ahora mismo desapareciera el Sol, tardaríamos unos ocho minutos en darnos cuenta de sus consecuencias sobre el campo gravitatorio.

La existencia de estas ondas gravitacionales fueron predichas por Albert Einstein hace exactamente 100 años, aunque hasta ahora no había forma de detectarlas. El mismo Einstein pensó que, aunque existieran, tal y como se deducía de sus ecuaciones, jamás podríamos detectarlas, ya que se trata de algo tan sutil, que se necesitarían enormes masas para poder, al menos tener la oportunidad de intentarlo con algún instrumento.

Bueno, pues esto último es lo que ha ocurrido ahora (de hecho, el descubrimiento se produjo el pasado mes de septiembre, aunque los científicos, muy cautos siempre, han esperado un tiempo prudencial para hacerlo público). La oportunidad ha venido con la detección de la fusión de dos agujeros negros, un acontecimiento cósmico bastante violento que está ocurriendo a 410 megapársecs de la Tierra (o quizás tengo que decir mejor que ocurrió hace más de 1200 millones de años, pero que sus efectos nos llegan ahora). El observatorio LIGO (que en realidad son dos observatorios, uno en Washington y  otro en Louisiana, separados uno del otro 3000 kilómetros, o lo que es lo mismo 10 milisegundos luz), estuvo varios meses realizando mediciones, y tras un análisis concienzudo de los datos obtenidos, se ha llegado a la conclusión, sin ningún tipo de duda, de que las ondas gravitacionales existen.

Mediciones y gráficos realizados por los detectores del observatorio LIGO durante estos meses, donde se muestran las ínfimas diferencias en las medidas realizadas por la perturbación del espacio-tiempo provocada por las ondas gravitacionales (Fuente: LIGO Scientific Collaboration and Virgo Collaboration , Autor: B. P. Abbott et al. )


Todos los cuerpos con masa, incluidos los nuestros, emiten estas ondas gravitacionales. Cuando más masivo es el cuerpo, más grande son las ondas que emite. De ahí que haya hecho falta que dos agujeros negros (uno con una masa 29 veces el Sol y el otro 36) para detectar las tan ansiadas ondas gravitacionales, como una perturbación en el espacio-tiempo, con esos interferómetros hipersensibles que hasta ahora no habían podido ser fabricados por el ser humano. Es como si en un estanque hubiésemos lanzado un pedrolo bien grande para poder ver las ondas que se generan. Con una mota de polvo, ni las habríamos olido.

Representación gráfica de los dos agujeros negros en proceso de fusión, donde se observan las ondas gravitacionales radiadas (Fuente: NASA/Ames Research Center , Autor: C. Henze).


Con este descubrimiento se confirma otro punto más de la Teoría General de la Relatividad, de Einstein. Como ha dicho Stephen Hawking al enterarse de la noticia, estamos ante un descubrimiento que nos ofrece una forma nueva de mirar el Universo. Es algo que puede revolucionar los cimientos de la Física, ya que nos va a permitir desentrañar más aún la estructura profunda del Universo. Hasta ahora teníamos ojos para verlo. Ahora también tenemos oídos para escucharlo.

Yo todavía sigo asombrado por el hecho de que Einstein sólo necesitó lápiz, papel y su excepcional inteligencia para predecir con su Teoría General de la Relatividad, un buen puñado de hechos que se han ido demostrando durante todos estos años, y que han necesitado miles de científicos para su comprobación. No en vano, Einstein es considerado el mejor científico del siglo XX.

Fotografía de Albert Einstein en su mesa de trabajo de la Universidad de Berlín, tomada en 1920 (Fuente: The Scientific Monthly, 1920, 10:4, Autor: desconocido).


Y es que, como dijo un día, en una entrevista que le hicieron en un periódico, allá por 1929:

"La imaginación es más importante que el conocimiento, porque el conocimiento es limitado, mientras que la imaginación abarca todo el mundo, estimulando el progreso y dando a luz la evolución".

5 comentarios:

  1. Esta última frase de nuestro amigo ilumina la esperanza.
    Gracias por este fantástico artículo.

    ResponderEliminar
  2. Esta última frase de nuestro amigo ilumina la esperanza.
    Gracias por este fantástico artículo.

    ResponderEliminar
  3. Esta última frase de nuestro amigo ilumina la esperanza.
    Gracias por este fantástico artículo.

    ResponderEliminar
  4. me encanta que nos ayudes

    sigue adelante

    nos vemos compi

    ResponderEliminar