El astrolabio de Azarquiel

El astrolabio de Azarquiel

domingo, 19 de diciembre de 2010

La buena educación puede matar (o no).

En estos tiempos que corren, cada vez vemos con mayor asiduidad, más muestras de falta de educación. Desconozco la causa, aunque podríamos echar la culpa a la crisis, al sistema educativo, a los padres, a los abuelos, a la televisión, qué sé yo. O quizás, a Tycho Brahe, famosísimo astrónomo del siglo XVI, cuya muerte tuvo que ver, al parecer, con la buena educación en la mesa. Quizás os suene su nombre por la famosa serie Cosmos, del desaparecido Carl Sagan.

De todas formas, veamos quién era Tycho Brahe y qué le pasó al pobre. Tycho Brahe nació en 1546 en Suecia (en aquellos tiempos llamada Escania, como la marca de camiones, y pertenecía a Dinamarca).



Retrato de Tycho Brahe (Fuente: Wikipedia)

Ya de pequeño se empezó a interesar mucho por la astronomía, sobre todo a raíz del eclipse de sol que observó cuando sólo tenía 14 años. Tuvo la suerte de haber sido adoptado por un tío suyo bastante millonario, por lo que no le costó mucho empezar a comprar libros de Astronomía.

Su tío no veía bien que su sobrino estudiara los astros, como un simple astrólogo, por lo que le envió a la Universidad de Leipzig a estudiar Derecho, como correspondía a su estatus nobiliario.

Tycho, a pesar de todo, continuó con su gran hobby. A los 16 años, observó una conjunción entre Júpiter y Saturno, pero con un mes de diferencia respecto a las predichas en las Tablas Alfonsinas (las de Alfonso X el Sabio, vigentes en toda Europa). Estaba claro que había que hacer algo.

Antes de continuar, tengo que aclarar que todas estas observaciones y las que seguirá realizando, se hacían al ojo desnudo, ya que todavía no se había inventado el telescopio.

Bien, el caso es que Tycho no podía soportar que hubiera errores de ese calibre, y se dedicó casi exclusivamente a registrar cuantos datos astronómicos pudo durante años de observaciones, con la mayor precisión posible. La exactitud fue una obsesión para Tycho Brahe.

A los 19 años se batió en duelo con un compañero de estudios. La causa: ver quién sabía más matemáticas de los dos. Lamentablemente, Tycho perdió la nariz en este desafortunado duelo, por lo que se hizo construir una postiza en oro y plata.

En 1572, ya de vuelta a su tierra natal, descubre en el cielo algo asombroso: una estrella que brilla cientos de veces más que el resto (más incluso que el planeta Venus, el famoso Lucero del Alba). No se lo podía creer, sobre todo teniendo en cuenta que todavía imperaban las ideas de Aristóteles sobre la inmutabilidad de los cielos. Se trataba de una supernova (estrella masiva que ha llegado al final de su vida y que ha aumentado de tamaño y de luminosidad de forma dramática) que fue visible durante 18 meses en toda Europa.

Tycho se convirtió en el astrónomo más famoso de Europa. Todo el mundo le consultaba e incluso el rey Federico II de Dinamarca le ofreció una isla donde poderse asentar y continuar sus estudios.

Al final, tras muchas negativas, Brahe aceptó quedarse en la isla de Hven, a la cual rebautizó como Uraniburg. Allí hizo construir una ciudad dedicada a la observación de los planetas y las estrellas. No escatimó en gastos, pero Tycho era feliz y encima protegido del mismísmo rey.



Plano esquemático de la época mostrando el diseño de Uraniburg (Fuente: Wikipedia)

En 1588 Federico II muere, sucediéndole Christian IV, para el que la astronomía no tenía demasiada utilidad. El nuevo rey le echó varias broncas a Tycho por cómo trataba a los habitantes de la isla e incluso le bajó el sueldo. Esto era ya demasiado, así que Tycho hizo las maletas, recogió sus valiosísimos datos que había recopilado tras años de paciente observación y se fue de allí junto con su enano Jepp (en aquellos años, tener un enano era símbolo de prosperidad en las principales cortes europeas).

En 1599 es invitado por el emperador Rodolfo II (sobrino de Felipe II y gran protector de los alquimistas y astrólogos, como su tío) a Praga. Se quedará en el castillo de Benatek, a 30 kilómetros de la capital, con una paga de 3000 florines anuales.

Un año después, aparece en Praga otro gigante de la Astronomía: Johannes Kepler. Invitado por Tycho Brahe, pasó una temporada en el castillo de Benatek. No obstante, Kepler no tuvo una buena impresión del ambiente que allí se cocía. Fue muy mal recibido por el hijo mayor de Brahe, Longomontanus, que veía en Kepler a un competidor, más cuando Tycho Brahe le encomendó la tarea de estudiar la extraña órbita de Marte (un planeta que, de vez en cuando, iba hacia atrás, al menos en apariencia como demostraría Kepler).


Orbita retrógrada de Marte (Fuente: Wikipedia)

Kepler estuvo a punto de marcharse de aquél castillo de locos, pero necesitaba imperiosamente los datos que había recogido Tycho Brahe, para poder desarrollar su teoría del movimiento de los planetas. Brahe le facilitaba los datos con cuentagotas.



Sello de la República Democrática Alemana conmemorativo de Johannes Kepler

En 1601 ocurrió la desgracia. En palabras de Kepler:

El 13 de octubre, Tycho Brahe, en compañía del maestro Minkowitz, acudió a cenar en casa del ilustre Rosenberg, y retuvo sus aguas más allá de lo que exige la cortesía. Al beber más, sintió que la tensión de su vejiga se incrementaba, pero puso la educación por delante de su salud. Cuando regresó a su casa, apenas fue capaz de orinar...
Tras cinco noches sin dormir, seguía sin poder soltar su agua sin experimentar grandes dolores, e incluso así la evacuación era difícil. El insomnio prosiguió, con fiebre interna que desembocó gradualmente en delirio, y la comida que comía, y que no podía retener, exacerbaba el mal. El 24 de octubre, su delirio cesó durante varias horas, la naturaleza venció y expiró pacíficamente entre los consuelos, plegarias y lágrimas de su gente.
¿Murió Tycho Brahe por no ir al servicio cuando su vejiga se lo pedía? ¿puede matar la buena educación?
Hasta hace poco eso se creía, pero recientemente se han analizado unas muestras del cadáver de Tycho Brahe (exhumado en 1901) y para asombro de todos, se han encontrado altas concentraciones de mercurio. Ante estos datos, el pasado mes de noviembre se ha vuelto a exhumar el cuerpo de Tycho Brahe para hacer más pruebas. ¿Murió Tycho a causa de sus experimentos alquímicos, en los que se usaba el mercurio? ¿Fue acaso envenenado por Johannes Kepler para que soltara de una vez todos sus datos astronómicos? ¿O quizás el envenenador sería el rey Christian IV, al enterarse de las relaciones que Tycho mantuvo con su madre? No sé si se sabrá alguna vez (aunque espero que Kepler salga libre de cargos), pero lo que está claro es que la educación no mata, sino la mala educación en todo caso.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

El caballo de Santiago y la Batalla de Brunete.

La Batalla de Brunete fue, sin lugar a dudas, una de las más terribles que tuvo lugar durante la Guerra Civil Española. Estamos en el verano de 1937, transcurrido casi un año de guerra fratricida, una guerra que había comenzado como un pronunciamiento militar al estilo de los que tanto abundaron durante el siglo XIX.

Madrid se encontraba sitiada por sus tres cuartas partes (la única carretera más o menos franca era la de Valencia) y se había llegado a una estabilización del frente. Las tropas de Franco estaban empeñadas en ese momento en conquistar todo el norte de España (el País Vasco, Cantabria y Asturias) por lo que el frente de Madrid estaba relativamente tranquilo.
Largo Caballero había ideado una ofensiva sobre Mérida para cortar el territorio nacionalista en dos, pero tras los sucesos revolucionarios de Barcelona dimitió y el proyecto quedó en aguas de borrajas. Fue su sucesor, Negrín, junto con el general Miaja y el coronel Vicente Rojo (todavía no era general) los que planificaron un ataque sobre Brunete para romper el cerco de Madrid y liberar presión en el norte de España.

Brunete en aquellos tiempos era un pequeño pueblo cuyo nombre apenas era conocido, pero que tuvo la desgracia de estar en el lugar menos adecuado: justo en el cruce de dos carreteras: la que va de El Escorial a Navalcarnero y la que va de San Martín de Valdeiglesias a Alcorcón.

La noche del 5 de julio de 1937 las divisiones 11 (de Enrique Líster) y 26 (de Valentín González "El Campesino") bajan de los alrededores de Valdemorillo y comienzan el ataque sobre la pequeña y mal guarnecida localidad de Brunete.

El ataque relámpago fue todo un éxito, aunque por diversas razones (a veces contradictorias dependiendo del historiador) las tropas republicanas quedan allí estancadas. El general Franco, al que el ataque ha pillado "en bragas", lo mismo que a todos sus generales, envía los refuerzos que en ese momento es capaz de movilizar desde el frente del Norte: la IV y V Brigadas Navarras.

Los combates son durísimos durante días enteros. Brunete queda prácticamente destruido. Líster, ante varios casos de locura de alguno de sus hombres, decide viajar al Palacio del Canto del Pico (esa casa hoy abandonada en lo alto de unos riscos en Torrelodones, junto a la N-VI) donde se encuentran Miaja, Rojo e Indalecio Prieto, para pedirles el relevo de su maltrecha división. Prieto le responde: "Bueno, como esto es una cuestión de militares, yo me voy a echar una siestecita". Me hubiera gustado ver la cara de Líster ante esa contestación de su ministro.



Enrique Líster con algunos de sus hombres tras la Batalla de Brunete. Dicen que fue el único que engordó en esa batalla. (Fuente: es.wikipedia.org)

Sin entrar mucho en detalles sobre el curso de la batalla, el caso es que Rojo le promete a Líster que su unidad será relevada por la 14 División anarquista de Cipriano Mera (algo que ocurrirá demasiado tarde, pues Brunete fue retomado por los nacionalistas).

Tras espantosos combates llegamos al día 25, festividad de Santiago Apóstol. Hay una gran contraofensiva republicana y las cosas pintan mal para los nacionalistas. Y ahora es cuando se produce el hecho asombroso y poco conocido del que quería hablar, pero que fue muy comentado en su tiempo.

Según contó Franco a su director de ejercicios espirituales, el padre Ramón Sánchez de Léon en 1967, ocurrió lo siguiente:

De pronto, todos los combatientes, Saliquet y Franco incluidos, a eso de las doce del mediodía pueden ver, con enorme asombro, como aparece un soldado a caballo. Algunos creen ver que lleva debajo del casco una boina roja y que porta la camisa azul. Con bombas de mano va destrozando, uno a uno, todos los nidos de ametralladoras enemigas. Nadie comprende como ese “loco” puede sobrevivir y como no le alcanzan las balas enemigas. Franco cuenta que su acción les hizo avanzar posiciones y se atreve a decir que les ayudó a ganar la batalla.

El general Saliquet le recuerda en ese momento a Franco que era el día de Santiago y que, como ocurriera en la Batalla de Clavijo en el año 844, podría ser que ese jinete fuera el mismísimo apóstol que se ha aparecido para resolver el aprieto. Franco se quedó con la mosca detrás de la oreja, no porque dudase de que fuera Santiago, sino porque su caballo no era blanco. Me imagino que en aquél momento se acordó de esa adivinanza que todos hemos hecho de niños: "¿de qué color es el caballo blanco de Santiago?"



Santiago Matamoros en la Iglesia de Santigo, Carrión de los Condes. Dejemos tranquilo al pobre Santiago que no creo que desee entrar en ninguna guerra. (Fuente: es.wikipedia.org)

Bien, y digo yo después de haber escrito todo esto, si nos atenemos al principio de Ockam (del que quizás hable un día, pero que se puede resumir en que, en ciencia, la explicación más sencilla a un fenómeno suele ser la correcta) ¿qué es lo más probable que haya ocurrido?:

a) Efectivamente es Santiago Matamoros a caballo, modernizado eso sí, porque tira granadas de mano en vez de tirar de la espada.
b) Se trata de un soldado, posiblemente requeté (por lo de la boina roja), que ha enloquecido y ha entrado a tumba abierta en los nidos de ametralladoras enemigos.
c) Franco y Saliquet, con el calor que hacía, tuvieron visiones.
d) Esto se lo inventó Franco para impresionar a su director de ejercicios espirituales.

Apuesten y ganen un gallifante.

domingo, 5 de diciembre de 2010

Arsénico por compasión.

Una de mis películas favoritas ha sido siempre "Arsénico por compasión" del inigualable Frank Capra. Rodada en 1944 y protagonizada por Cary Grant, se trata de una de las mejores comedias de la historia.
Un crítico teatral que acaba de casarse, decide ir a visitar a sus ancianas tías, antes de irse de luna de miel con su esposa. Al principio, todo transcurre con normalidad. Las dos ancianitas viven apaciblemente en su casa llevando una existencia de lo más caritativa, ya que siempre intentan ayudar a los más desvalidos. Poco a poco, Cary Grant irá descubriendo que esta caridad que aplican sus ancianas tías, tiene mucho que ver, lamentablemente, con un veneno mortal: el arsénico. Y no cuento más porque si no la habéis visto, os la recomiendo.


Portada de la película "Arsénico por compasión" (1944) (Fuente: http://www.filmaffinity.com/)

Pues bien, hablando del arsénico, todo el mundo sabe que es un poderoso veneno, como he dicho antes. Yo diría que es uno de los más conocidos, junto al cianuro. Pero ¿por qué es venenoso el arsénico?

El arsénico (símbolo químico As) es un elemento muy, pero que muy parecido al fósforo (símbolo químico P), siendo este último un ladrillo esencial en la constitución de todo ser vivo (el propio ADN está formado por fósforo, por no hablar de los huesos, que son puro hidroxiapatito, o de las proteínas).

El problema del arsénico es que puede ser fácilmente "confundido" por el cuerpo como fósforo, e incluido en las estructuras moleculares, pudiendo producir graves daños celulares e incluso la muerte (como en la película, pero ya no os cuento más de ella).

Hasta ahora, los biólogos siempre hemos considerado el arsénico como algo contrario a la vida. Pero sólo hasta hace unos pocos días.

Recientemente, la NASA ha hecho un descubrimiento importantísimo en relación a este tema. Un equipo de científicos, entre los que figuran el famoso Paul Davies, ha descubierto unas bacterias que, no solo toleran el arsénico, sino que lo incluyen en su metabolismo como si fuera agua. Estas bacterias han sido bautizadas como cepa GFAJ-1, que no es un bonito nombre para una bacteria, pero ya pensarán en algo mejor.

Estas bacterias han sido encontradas en el lago Mono, cerca del Parque Nacional de Yosemite, en California, un lugar rico en arsénico y que en teoría no debería permitir la existencia de ningún ser viviente.
Esta bacteria extremófila utiliza el arsénico para constituir sus proteínas e incluso su propio ADN.



Vista del lago Mono, en California (Fuente: es.wikipedia.org Autor: Michael Gäbler)

Los astrobiólogos están entusiasmados con este descubrimiento (si el recordado Carl Sagan estuviera todavía entre nosotros, seguro que se habría emocionado), ya que abre más posibilidades a la existencia de vida en otros planetas en condiciones extremas. Se ha conseguido aislar y cultivar estas bacterias en placas de Petri, observándose un aumento en la concentración de arsénico frente a una bajada del fósforo.

Pero las conclusiones de este descubrimiento pueden ser más asombrosas aún. Se está barajando la posibilidad de que en la Tierra haya habido dos orígenes de la vida completamente independientes entre sí (según esto, ahora habrían descubierto lo que algunos científicos están empezando a bautizar como Life 2.0).

No obstante, y quitando el detalle del arsénico, la nueva bacteria comparte la estructura molecular con el resto de los seres vivos, por lo que para Paul Davies, no se trata de Life 2.0, lo que viene a decir que todas tiene el mismo origen.



Micrografía electrónica de la bacteria (cepa GFAJ-1) (Fuente: Science/AAAS)

Sea como fuere, es una noticia muy interesante y no sólo en los círculos científicos. Tanto es así que días antes de la noticia, la NASA que ya había avisado de este descubrimiento sin decir de qué se trataba, no pudo evitar que un falso rumor se extendiera por "radio macuto": la noticia era el descubrimiento de vida extraterrestre (cuánto daño ha hecho Hollywood).

A pesar de este descubrimiento y de lo que dicen nuestras madres (que hay que comer de todo), sigue siendo nada recomendable probar el arsénico, ni siquiera por compasión.