El astrolabio de Azarquiel

El astrolabio de Azarquiel

sábado, 24 de mayo de 2014

Más luz sobre la enfermedad de Alzheimer.

El otro día hablaba sobre un posible origen de la enfermedad de Alzheimer en la evolución de la anatomía craneal desde la noche de los tiempos. Hoy vamos a seguir hablando en clave positiva de esta enfermedad.

Al joven bioquímico español, Alvaro Inglés, que trabaja en el Instituto de Ciencia y Tecnología de Austria (tenemos muchos buenos científicos dispersos por los cuatro continentes), se le ha ocurrido la fantástica idea de combatir al Alzheimer mediante una novedosa herramienta hasta ahora no probada: activar las neuronas con luz y así promover la regeneración de las mismas.

Muchos pensaréis ¿pero cómo va a iluminar a las neuronas si en el cerebro está todo oscuro y cerrado? ¿va a introducir una linterna y la va a dejar ahí? Casi, pero no del todo. La herramienta propuesta es mucho más elegante.

Comparación anatómica entre un cerebro normal (izquierda) y otro con la enfermedad de Alzheimer (derecha) (Fuente: Wikipedia  Autor: ADEAR: "Alzheimer's Disease Education and Referral Center, a service of the National Institute on Aging.")


Alvaro Inglés ha diseñado unas proteínas artificiales a las que ha dado el nombre de quimeras, las cuales consisten en un receptor de un factor de crecimiento fusionado a una proteína sensible a la luz. De esa forma, al iluminar las células a las que se ha unido esa quimera, se activa el receptor del factor de crecimiento, instando a la célula mediante unas reacciones bioquímicas en cascada a través de móleculas internas llamadas segundos mensajeros, a crecer y dividirse.

Analizando esta estupenda idea se podría pensar que, ya que son los factores de crecimiento los responsables últimos del crecimiento y reparación celular ¿por qué no inyectarlos directamente en el cerebro? La respuesta es sencillamente por los efectos secundarios indeseables que tienen estas poderosas moléculas. Por tanto es mucho más seguro inyectar en zonas muy específicas del cerebro (lóbulos temporal y parietal, partes de la corteza frontal y circunvolución cingulada) el receptor de luz (la quimera) y activarlos cuando sea necesario.

Corte histológico de corteza cerebral con Alzheimer (tinción con plata) donde se observan las placas seniles (Fuente: Wikipedia  Autor: KGH)


Por este nuevo enfoque para el tratamiento y curación de la enfermedad, Alvaro Inglés recibió el pasado 19 de mayo en Israel una de las becas de la Fundación Dan David, dotada con 15.000 dólares. Estas becas se conceden a proyectos innovadores de alto riesgo pero con grandes ganancias (high risk, high gain).

Alvaro Inglés también tiene pensado ampliar esta herramienta al tratamiento de la enfermedad de Parkinson, un mal que también está centrado en una zona muy concreta del cerebro (la substancia negra) y que afecta a un tipo de células también muy específico (las neuronas pigmentadas).

Corte histológico de la substancia negra de un cerebro con Parkinson. Las manchas marrones son los llamados cuerpos de Lewy, inclusiones anómalas de la proteína alfa sinucleína en unión con otras proteínas en las neuronas pigmentadas (Fuente: Wikipedia  Autor: Suraj Rajan)


Las primeras pruebas se van a realizar en cultivos celulares para pasar después a la prueba en ratones. Todo esto llevará su tiempo, claro, pero si se consiguen pasar todas las fases con éxito, llegará algún feliz día en que las pruebas clínicas se realicen con humanos y esperemos que los resultados sean espectaculares. Personalmente creo que esta novedosa idea del joven científico español va a dar muchas alegrías en el futuro a los enfermos de Alzheimer y Parkinson, así como a sus familias.

lunes, 19 de mayo de 2014

La evolución de nuestro cráneo y la enfermedad de Alzheimer.

Todos conocemos cómo ha ido evolucionando nuestro cráneo a través de las distintas especies de homínidos hasta llegar a los actuales Homo sapiens sapiens (sigo pensando que este título es demasiado rimbombante para nosotros). En esta evolución podemos ir viendo cómo fue aumentando la capacidad craneal (aumento necesario para albergar un neocórtex tan hipertrofiado como el nuestro), además de ciertas características anatómicas como la desaparición del arco supraciliar, entre otras cosas más específicas que ya se las dejamos a los antropólogos.

Cráneo de la Sr. Ples, una guapa australopiteca (Australopitecus africanus) (Fuente: Wikipedia Autor: José Braga y Didier Descouens)
Cráneo de Homo erectus con su arco supraciliar (Fuente: Wikipedia Autor: Thomas Roche)
Esta evolución craneal que en un principio nos podría parecer que ha sido perfecta, en realidad nos puede haber complicado un poco la existencia.
Eso es lo que opina Emiliano Bruner, paleontólogo del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), con sede en Burgos, justo al lado del Museo de la Evolución Humana, que os recomiendo visitar.
En un reciente artículo publicado en la revista Frontiers in neuroanatomy, Bruner y sus colaboradores creen que la reestructuración anatómica del cerebro (sobre todo en las áreas parietales) desde los antiguos australopitecos hasta el Homo sapiens actual "pueden haber creado una situación de vulnerabilidad a la neurodegeneración".

Dibujo de un cráneo humano realizado por Leonardo da Vinci (Fuente: Wikipedia)
En este artículo se aúnan distintas disciplinas como la evolución humana, la neuroanatomía, la bioquímica metabólica, la medicina, la paleontología y la neurobiología, para dar un cuadro completo de las relaciones entre todas ellas, de cara a poder sospechar esa influencia en enfermedades tan estudiadas y al mismo tiempo tan desconocidas como es el Alzheimer.

Pero no para ahí la cosa. Según estos investigadores, también la relación entre el cerebro y los huesos de la cara ha podido traer problemas de acoplamiento de los globos oculares a lo largo de millones de años de evolución, afectando a los procesos de la visión y dando lugar a problemas de miopía.

Vamos, que como podemos ver (los miopes como yo, menos, pero en fin), el evolucionar no es siempre sinónimo de que todo va a ir a mejor. A veces hay ciertas taras que vamos arrastrando desde la noche de los tiempos y sobre la que nunca nos hemos preguntado la verdadera causa. Ahí están también, por ejemplo, las muelas del juicio (otro problema de evolución craneal) o el apéndice.

Creo que este estudio es un buen comienzo para que la medicina y la paleontología sigan intercambiando información y sigan avanzando en el conocimiento de nosotros mismos. Quizás algún día, todos estos esfuerzos por comprender se vean recompensados con la desaparición de esa herencia del pasado como es la enfermedad de Alzheimer.

sábado, 10 de mayo de 2014

El "selfie" de Curiosity en Marte.

Ultimamente están muy de moda los llamados 'selfies', que no son más que fotografías tomadas a uno mismo como si fuera un retrato hecho por otra persona.
Hay personas muy habilidosas que, al hacerse uno de estos 'selfies' no parece que haya sido uno mismo el autor de la fotografía. A otros no nos sale tan bien, como podéis ver en la siguiente fotografía.

Este es un 'selfie' que me hice en el Parque Lineal del Manzanares. En este caso, más que Curiosity soy Curious (Fuente: fotografía del autor)


Hace poco, el robot Curiosity, que anda de excursión por el planeta Marte, se hizo uno de estas autofotografías, para deleite de los aficionados a los llamados space selfie , y la verdad es que le salió bastante bien para ser una máquina.

Aquí os presento al verdadero Curiosity posando para la posteridad (Fuente: NASA).


Aquí os dejo una versión interactiva de este 'selfie' de Curiosity, para que disfrutéis un rato dando vueltas por Marte como el que va por el Retiro. Esta pequeña aplicación permite rotar 360º alrededor de Curiosity y echar un vistazo al aspecto que ofrece Marte en estos momentos.




Mars Panorama - Curiosity rover: Martian solar day 613 in Out of this World

jueves, 1 de mayo de 2014

El animal más rápido del mundo.

Uno de mis álbumes de cromos favoritos que coleccioné cuando era pequeño (allá en los 70) era "El más y el menos", una especie de Libro Guinness de los records, pero un poco de andar por casa.
Era realmente fascinante ir consiguiendo cromos con títulos tan sugerentes como "el hombre más longevo del mundo" o "el ave más pequeña del mundo". Todo esto me llenaba mucho más que los típicos cromos de fútbol, que han existido de toda la vida y que seguirán existiendo por siempre jamás.

Album setentero de "El más y el menos" (Fuente: http://albumdiablo.blogspot.com.es/)


Pues bien, cuando llegabas al cromo titulado "el animal más rápido del mundo" veías el dibujo de un guepardo, que puede alcanzar una velocidad punta de 120 km por hora (más que el Seat 850 que tenía mi padre por aquellas épocas). Los niños alucinábamos con todos estos records y nos parecía que el mundo era maravilloso (lo sigue siendo, pero con menos magia quizás que cuando eres pequeño).

Esa creencia (la del animal más rápido) la he tenido hasta hace bien poco, cuando un estudiante de la Universidad de California, después de pasar todo un verano analizando y midiendo la velocidad a la que se movían unos pequeños animalillos de 7 milímetros de longitud llamados Paratarsotomus macropalpis (un ácaro de aquellas tierras), ha publicado sus resultados. La sorpresa ha sido que, extrapolando estos resultados (171 longitudes de su cuerpecillo por segundo) a la velocidad real que tendría una persona, da una cifra de alrededor de 2100 km por hora.

Algunos científicos, como Samuel Rubin, del Pitzer College, cree que estudiar el movimiento de estos ácaros, podrían ayudar a diseñar robots y dispositivos especiales hasta ahora no imaginados. Tiempo al tiempo.

Imagen de un ácaro al microscopio electrónico de barrido (Fuente: United States Department of Agriculture)


Lo curioso de todo esto es que los susodichos ácaros alcanzaban esas tremendas velocidades cuando la temperatura ambiente llegaba a los 60 grados centígrados (una temperatura letal para la mayoría de los animales).

A mí, personalmente, me parece normal que cualquiera salga corriendo a toda pastilla cuando se llega a esas temperaturas, aunque últimamente veo mucho quemado por ahí que no se mueve nada. La enseñanza de todo esto es que hay que evitar quemarse como sea, y por tanto hay que moverse.